Ricky Rubio regresa al Joventut Badalona dieciséis años después. El base, nacido en El Masnou y formado en la cantera verdinegra, vuelve al club que lo vio crecer como jugador y persona. Su fichaje supone una inyección de ilusión para una afición que ve en su regreso mucho más que un refuerzo: el símbolo de una historia que se cierra en el lugar donde empezó.
A sus 35 años recién cumplidos, Rubio reconoce que desconoce el nivel que podrá ofrecer tras un año de inactividad motivado por cuestiones personales. Su vuelta, más allá de lo deportivo, tiene un componente emocional evidente y marca el posible punto final de una carrera ejemplar que lo llevó a la NBA y a lo más alto del baloncesto europeo.
El último gran éxito del Joventut con Ricky como protagonista fue el doblete logrado en la temporada 2007-2008, cuando el equipo conquistó la Copa ULEB y la Copa del Rey. Repetir aquella gesta parece complicado, pero la entidad verdinegra afronta la nueva campaña con ambición. Además de su participación en la Liga Endesa, el club competirá también en la Basketball Champions League, con el objetivo de alcanzar las eliminatorias en ambas competiciones.
El optimismo en Badalona se sustenta en un mercado de fichajes sólido y equilibrado. A la llegada de Ricky Rubio se suman nombres de peso:
- Cameron Hunt, escolta estadounidense con gran capacidad ofensiva.
- Ludde Hakanson, base sueco con buena dirección de juego y amenaza exterior.
- Simon Birgander, pívot que regresa tras una destacada temporada en el UCAM Murcia.
Fuera de la pista, Rubio ha sido siempre una voz sincera sobre los retos mentales que acompañan a la élite. Hace unos meses confesó que su autoexigencia le pasó factura:
“Me exigía más de lo que debía”, admitió, recordando incluso una conversación con Pau Gasol: “Le decía a Pau que cuando salía a pista me sentía el peor de todos, y él me respondía: ‘Pues yo me siento el mejor’. Ojalá me hubiera dicho eso al principio de mi carrera”.
Esa mentalidad le impidió disfrutar plenamente de sus éxitos, incluso del Mundial de 2019, donde España se coronó campeona en China y él fue elegido MVP:
“Me sentía un farsante, no me sentía el MVP”
Ahora, tras un año de reflexión y pausa, Ricky Rubio vuelve al Joventut Badalona con la intención de disfrutar del baloncesto y aportar toda su experiencia. Un regreso que, más allá del rendimiento, simboliza la unión entre una leyenda y el club que marcó sus primeros pasos.